ORIGEN POLÍTICO DE LA CORRUPCIÓN
Partiendo de los hechos de corrupción que han dado de qué hablar recientemente, como el de la Contraloría, Odebretch y Reficar entre otros, señalaré algunos puntos sobre este fenómeno y que resulta perentorio ponerles mayor cuidado para evitar que la corrupción continúe rampante.
Ambición desmedida por el dinero
Para empezar, quiero señalar que existe una ambición desmedida de los políticos, funcionarios y privados por hacer o tener dinero.
A la carrera política se le invierte mucho dinero e inicia mucho antes de llegar a un cargo en específico. Una campaña en la alcaldía de Bogotá podría costar unos 30 mil millones de pesos, y aunque el Estado devuelve por un número de votos cierto valor, este es mínimo.
Los problemas de la corrupción en la política nacen desde el momento mismo de la financiación de las campañas, las cuales son apoyadas por las empresas, allegados, entre otros, con intereses específicos. Cuando un tercero aporta a esas campañas con millones de pesos, se crea un compromiso moral con todos aquellos que lo favorecieron monetariamente, quienes luego cobrarán su participación. Basta con ver lo que sucedió con la reforma tributaria este 2016.
Entre los candidatos hay que muchos recuperan su inversión, pero hay otros que su sed de dinero los impulsa a llegar a ganar plata adicional y a costa del Estado. No es secreto que entre los mismos políticos se hable de la famosa mermelada o de las coimas, gracias a las cuales personas inescrupulosas terminan incluso ganando contratos a dedo y, sin duda, como ya se ha visto en innumerables casos, favoreciendo también a los primeros cuantiosamente; claramente el favor de financiar una campaña hoy no llega gratis.
Pero la culpa no es solo de los políticos, sino cultural. El colombiano ha sido educado en un escenario en el que siempre se quiere sacar provecho de alguna amistad, aquí se cree y se defiende que si no se es amigo de alguien que tiene una posición favorecida o se tiene una ‘palanca’ con una persona u otra, nunca se logrará conseguir nada.
La culpa es de todos, hablando culturalmente, pero quien termina siempre ejecutando este tipo comportamientos es el político. Y aquí también juega un papel muy importante la ineficiencia o eficacia de los entes de control, los cuales están llenos de estos políticos.
Entes de control en crisis
El tema político se irradia hasta este punto. Cada vez que se nombra un contralor o procurador, los equipos de trabajo se renuevan por completo. ¿Qué hace el nuevo contralor o procurador? lleva su gente, aquellos con los que va a trabajar y que fueron los que le ayudaron a llegar a esos puestos.
Muchas veces los nuevos funcionarios llegan sin tener las capacidades específicas que se necesitan para ocupar ciertos cargos, lo que empieza a generar problemas dentro de las instituciones y a dejar ‘huecos’ que facilitan la corrupción.
Adicionalmente, como la plata anda embolatada desde un principio en el pago de favores, y aunque existen regulación (incluso para contratación), normas que regulan la función pública, capacitación y técnicas para actualizarse, los recursos siguen siendo insuficientes para que dichas instituciones ejerzan su función. En ocasiones hace falta gente para poder tener una cobertura mayor en los territorios, por ejemplo.
Y la crisis ha llegado hasta este ámbito. Basta ver el escándalo de la Contraloría, un ente de control, que, aunque ha destapado varios casos de corrupción no da abasto en el territorio colombiano, al punto que incluso dentro de esta misma institución se descubrió que un funcionario estaba pidiendo dinero para no dar curso a un caso de corrupción ¡Inaudito!
Justicia de papel
Otro punto por señalar y tratar de explicar cómo se genera la corrupción y el por qué sigue rampante, es la Justicia. Hay que ver casos como, por ejemplo, el de Pretelt y de ahí en adelante como los problemas de los fiscales que negocian con la justicia, jueces etc. Las preguntas que surgen son ¿por qué también ha permeado la justicia este fenómeno? ¿Será que tiene las herramientas o recursos necesarios para poder cumplir con su labor? O ¿no hay una adecuada remuneración, capacitación, tecnología en el estado?
Para evitar que cosas como las señaladas sucedan es importante revisar las escalas salariales y motivacionales. Si las personas no se ven bien retribuidas, serán más susceptibles de transigir la ley. Adicionalmente, hay que revisar una inadecuada práctica cultural según la cual “ladrón que roba a ladrón, tiene 100 años de perdón”. Esta mala práctica está asociada a la idea de que buscar la comisión en todas partes es algo legal.
De nuevo insisto, como ya lo he hecho en otras entradas, en que debemos hacer un alto en el camino y crear un proceso similar al de paz, pero esta vez para la corrupción, un proceso que nos permita revisar a fondo qué no se debe seguir haciendo para que este país progrese.
¡Cómo sería Colombia de próspera y grande si no existiera la corrupción! Estamos a 4 décimas de Venezuela que tiene el 80 por ciento de corrupción, y este país es tan bueno, tan bueno que aguanta todo eso y no tenemos los mismos problemas de nuestro vecino.
Hoy la sociedad, entes de control y represión, las ramas del poder público están permeables a la corrupción. Pero y ¿por qué los corruptos logran sus objetivos? pues porque las herramientas para controlar los procesos y procedimientos se los permiten. Por ello debemos tener mecanismos que nos ayuden a prevenir y corregir lo que hoy no está funcionando.
Y un aporte para ello puede venir de los auditores forenses que somos los llamados a buscar los mecanismos técnicos de prevención y de capacitación. El auditor forense sería un buen aliado para que el Estado logre la construcción de las mejores herramientas de prevención. No serán infalibles porque este fenómeno cambia y evoluciona de forma vertiginosa, pero aportará para iniciar un gran cambio en este tema.
El Estado sí necesita que grupos de auditoría forense le ayuden a ver dónde están sus errores dentro de los procesos y procedimientos, y que le permita controlar la corrupción y el fraude.
La labor del auditor forense es prevenir, investigar y detectar delitos económicos y financieros. La primera función del auditor forense es la prevención. Somos parte de un proceso que podría contribuir con un granito de arena frente a lo que hay que corregir.
Apéndice: Sobre la reforma tributaria… nos deben penas fuertes para castigar a los evasores, penas que sean eficientes. Es claro que hoy tenemos un nuevo sistema de juzgamiento más ágil y rápido, pero hay que darle dientes para que podamos castigar ejemplarmente; la reforma queda coja.